Hasta hace 101 juegos, aún teníamos la duda. Sin embargo, el manager de los Cubs, Joe Maddon, siempre vio ese rayo de luz en el horizonte y, cuando se le preguntó sobre el futuro del cubano Jorge Soler, dejó bien clara su visión: “Es un chico con un gran talento natural y estoy seguro que, desarrollándose, en algunos años será un slugger respetado en el juego”, le dijo Maddon a Fox Sport hace cuatro años.
Esas palabras, como cada expresión de Maddon, quien dirigiera a los Cachorros de Chicago hasta conquistar en el Juego 7 la inolvidable Serie Mundial de 2016 frente a los Indios de Cleveland, nos sugerían total seguimiento de la carrera de Jorge Soler. Para entonces, un año después de su debut, en aquella temporada de 2015, el propio Maddon le ofreció varias oportunidades al cubano, en un lineup de los Cubs plagado de talento.
Soler respondió con 10 jonrones en 2015 y 12 al año siguiente, pero aún no podía encontrar la gran oportunidad que esperaba para ser titular. En ese tiempo de evolución, Soler fue enviado a los Royals el 7 de diciembre de 2016, en un cambio que involucró al relevista Wade Davis. Aparentemente, los Cubs ganaban en esa movida y, de hecho, los resultados a corto plazo los favorecieron. Davis salvó 32 juegos en 2017 y se convirtió en agente libre. A la temporada siguiente, rescató 43 partidos en el bullpen de los Rockies de Colorado y esta temporada tiene 14. Sin embargo, en ese lapso de tiempo, la esperanza en espera del breakout de Jorge Soler seguía siendo una duda.
Soler bateó apenas .144 en su primera temporada con los Royals, registrando apenas dos jonrones y OPS de .503 en 2017. Al año siguiente, rompió una cadena de 34-0 y parecía mostrar un corto ascenso en su enfoque encima del plato. Bateó 27 extra bases (18 dobles y 9 jonrones) en 61 juegos, pero lo más interesante era cómo comenzaba a trabajar la cuenta, produciendo un OBP de .354. Sin embargo, antes de llegar a la primera mitad de temporada, cayó en la lista de lesionados el 17 de junio, con una fractura en el pie izquierdo que lo hizo perder el año. La lesión era frustrante para el cubano pero, a pesar de que los Royals han sido un desastre rodante desde entonces, la salida de Soler los dejaba una vez más casi sin esperanzas.
Entonces, llegó el 2019.
Y sí, después de varios años teñidos de desesperanza, era difícil esperar un resultado como el que estábamos viendo cuando Soler bateó 14 jonrones durante los primeros dos meses de la temporada. Comenzó golpeando siete en abril y luego repitió la dosis en mayo. Por supuesto, algo que podemos asegurar es su poder natural como principal complemento del chico de 27 años y 6’4 de estatura. Además de eso, Soler posee una excepcional potencia en su brazo derecho, que lo define como un rightfielder con buenas proyecciones. Sin embargo, cuando analizas todo lo que está logrando, el crédito hacia el manager Ned Yost se da por sentado.
“Nos gusta verlo en el campo, pero queremos que (Soler) esté saludable y como “DH” definitivamente tendrá todo el tiempo que necesita para prepararse y buscar los mejores turnos”, le dijo Yost a The Athletic a inicios de la temporada. Y ahora, 101 juegos después, la elección al menos está dejando ver los resultados que tanto se esperaban de Soler. Aquellas potencialidades decodificadas sabiamente por Joe Maddon, quizás demoraron un poco en llegar, pero ya podemos disfrutar de esas expectativas que parecían cruzar al camino de lo improbable. Demostrando su poder sin medida, Soler llegó a 27 jonrones este domingo, aplastando una bola rápida (94 mph) del abridor de los Indios, Zach Plesac:
Antes de ceder esa bola rápida sobre lo alto en la zona de strike, Plesac quería combinar con su slider, pero el cuarto pitcheo después de poner a Soler en cuenta de 0-2, aterrizó en el plato a 85 mph y sin la rotación suficiente. Al quinto pitcheo (en conteo de 1-2), Plesac intentó lanzar esa bola rápida a la esquina exterior —el cátcher Kevin Plawecki la estaba pidiendo en ese punto lejano y bajo— y falló en el comando. Se quedó alta, alcanzable para el swing de Soler que, además de ser un halador letal, este año está poniendo más bolas en juego hacia su banda opuesta.
Entonces, una vez más, Soler demostró cómo ha educado su swing y lo agresivo que suele ser cuando intentan retarlo con bolas rápidas. Es béisbol, y las estadísticas no sugieren un patrón totalmente invariable para la oposición, pero he aquí dos razones de peso por las cuales los lanzadores deberían tirar muchos más pitcheos rompientes o cambios de velocidad en conteos decisivos contra Soler: Está bateando apenas .197 cuando sus turnos terminan recibiendo un breaking ball y, .137, cerrando con pitcheos fuera de velocidad.
¿Tendencias? Sí, a veces deberíamos prestarle la debida atención en esta era de la analítica. Así es, Plesac, quien ha permitido la tercera peor tasa de jonrones por cada flyball (17.2% HR/FB) entre pitchers con al menos 40 innings lanzados esta campaña en el staff de los Indios de Cleveland, simplemente pagó por un error recurrente de los rivales del cubano esta temporada.
Con 27 jonrones y 70 RBIs, ahora Jorge Soler se dirige hacia las huellas dejadas por Jermaine Dye, el último de sólo seis bateadores de los Royals que han pegado al menos 30 jonrones y produjeron un mínimo de 100 carreras. Dye lo hizo en el 2000, cuando envió 33 pelotas más allá de los límites y detonó 118 veces la registradora, con un OPS de .951 en 157 juegos.
Ah, por supuesto que no hemos olvidado a Mike Moustakas, quien se adueñó del récord de jonrones de la franquicia luego de sus 38 bambinazos en 2017, pero recuerda que remolcó 85 carreras. Ahora, con más de dos meses por delante, tal vez ya no recuerdes cuando la visión de Joe Maddon fue capaz de anunciarlo a viva voz, pero estoy seguro que estarás al tanto de esto: Jorge Soler podría hacer historia con los Royals.
Todo dependerá de su constancia, la salud y esa continua evolución de su enfoque, pero vale recordar que este progreso ha sido clave gracias a la esperada oportunidad que encontró en Kansas City para mostrar su talento.
Ahora, a los 27 años, Jorge Soler parece imparable y todo lo que vemos podría ser aún mejor. Siempre aprendemos en el béisbol: El talento se impone, nunca deberíamos olvidar eso.
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