MLB 2025 | ¿Podrá revertir su regresión? La preocupante caída del poder de Adolis García
- Yirsandy Rodríguez Hernández
- 13 jun
- 5 Min. de lectura
Hay algo profundamente triste cuando vemos a un hombre fuerte perder el impacto de su poder. No es la decadencia repentina, ese derrumbe inesperado que convierte a los dioses del estadio en mortales de la noche a la mañana. No. Lo desconcertante es la lenta erosión, ese acumulado constante de pequeñas fallas que, cuando menos lo imaginamos, no deja margen a la recuperación.
Así parece ser la historia de Adolis García en esta temporada de 2025: un hombre que alguna vez fue un huracán ofensivo, ahora reducido a ráfagas intermitentes, como si el béisbol le hubiera robado algo esencial sin que nadie—ni siquiera él—supiera exactamente cuándo o cómo sucedió.
El béisbol es un juego de historias que se escriben con números, y los números de Adolis García en 2025 cuentan una historia adversa, una de esas que duele leer porque sabemos cómo empieza, pero tememos cómo terminará.
Aquel Adolis que en octubre de 2023 parecía un gladiador indetenible madero en manos, el de los brazos extendidos que se disfrutaba cada bat flip después de desaparecer la pelota, hoy se pregunta cómo cambiar este inconsistente inicio de temporada: las muestras de poder se han pulverizado, su paciencia se agota y su swing, otrora temido, ahora es un eco de lo que fue.
El jueves pasado, en medio de una paliza de 16-3 sobre los Mellizos, Adolis conectó un jonrón de tres carreras. Fue su octavo de la temporada, un destello en la ruidosa tarde encabezada por la ofensiva de los Rangers en Target Field. De hecho, Adolis no golpeaba un vuelacercas fuera de casa con corredores en bases desde el 25 de septiembre del año pasado en Oakland. Pero lo revelador no fue el cuadrangular en sí, sino sus ajustes en el plato: registró dos bases por bolas y no se ponchó.
En 695 juegos en Grandes Ligas, solo tres veces ha logrado esa combinación. Es decir, el Adolis que apareció el jueves pasado en Minnesota fue una rareza estadística: paciente y poderoso al mismo tiempo, todo lo contrario de lo que hemos visto en sus 247 apariciones al plato de esta campaña.
Sin embargo, las rarezas escasean y no siempre conducen a ganar juegos de béisbol. Lo que sí define carreras son las tendencias, y las de Adolis son alarmantes. Su slugging (.369) contra las bolas rápidas está en caída libre desde 2023 (.508). Su porcentaje de boletos (4.6%) se redujo a la mitad. Y lo más preocupante: está haciendo más contacto que nunca (55% de swings), pero ese contacto es cada vez más inútil. Sus elevados al infield (17.2%) son la marca más alta de su carrera, como si alguien hubiera desconectado el poder meteórico de su swing.

Los ajustes que no cambiaron nada
En el béisbol, los cambios técnicos suelen ser como operaciones de precisión: un centímetro de más o de menos puede arruinarlo todo. Adolis lo sabe. Por eso, en algún momento tras un 2024 acechado por altibajos, intentó ajustar su postura:
1. El bate menos vertical, buscando un swing más compacto.
2. Los pies más juntos, 2.2 pulgadas (promedio) menos separados que antes.
3. Su cuerpo más cerca del home, como si quisiera robarle tiempo al lanzador.
Las métricas dicen que ha funcionado en el afán de alcanzar más pelotas y golpear: mejoró 2.1% el contacto contra pitcheos fuera de la zona en comparación con su temporada de 2023. Pero, en el béisbol, a veces los pequeños errores cobran factura. Esos mismos ajustes lo han alejado de su frecuencia para golpear bombas:
—Ya no “hala” la pelota como antes. Entre 2023-2024, conectó 24 jonrones halando (el mismo número que Aaron Judge en ese lapso). Este año: solo 3 en 37 bolas puestas en juego.
—Sus jonrones en el tercio interno/central de la zona de strike, donde antes era un verdugo (16 HR en 2023), en esta temporada se han desaparecido (tiene solo un jonrón en 29 bolas puestas en juego).
—Su OPS golpeando hacia la banda opuesta (.598) es el 14to peor de MLB este año.
Es como si hubiera ganado precisión, pero perdido su esencia.
El desafío vs. Fastballs
Los lanzadores no perdonan. Saben que Adolis ya no es el mismo, y lo atacan sin piedad con dardos encendidos:
—Están lanzando un 63.4% de fastballs, la tasa más alta que ha visto en su carrera.
—En lo que va de este mes de junio, Adolis ha registrado 34.2% de swings y fallos, un aumento del 8.7% desde abril.
—La última vez que registró menos de 28 whiffs% en un mes contra pitcheos rompientes fue en junio de 2023, cuando terminó con 23.1% y .632 slugging tras 42 apariciones al plato.
—Ha golpeado apenas un jonrón contra los últimos 266 cambios de velocidad que ha visto.
Los números no mienten: le están lanzando más rápido, y su swing no ha podido sobreponerse a la mezcla de pitcheos y velocidades. Adolis García tiene 32 años. Está entrando en un momento de su carrera en que mezcla juventud y experiencia, pero en el béisbol moderno—donde los lanzadores lanzan más rápido y con más movimiento que nunca—un mal año puede derivar en caer al abismo. Lo hemos visto antes: jugadores cuyo juego se basa en reflejos explosivos y que, cuando esos reflejos disminuyen, las mejores versiones de sus herramientas expiran.
¿Hay esperanza?
Adolis aún tiene tiempo, pero el reloj avanza, y deberá hacer ajustes cruciales para dar un giro positivo durante la segunda mitad de la temporada:
1. Recuperar su postura de 2023, aunque sea difícil admitir que los cambios de este año no funcionaron.
2. Redescubrir su paciencia. No se trata de hacer menos swings o disminuir la agresividad: el punto clave está en elegir mejores pitcheos.
3. Reflexionar sobre la importancia de poder ajustar su disciplina en el plato. He aquí el gran problema a revertir: Adolis está promediando un desconcertante .257 OBP, el peor de su carrera en MLB.
Por esa misma razón Adolis ha iniciado el 32% de sus juegos como séptimo bate en el lineup. Su presencia en las bases podría traer dividendos positivos: ha robado siete bases en nueve intentos.
Para sus aspiraciones de volver a la postemporada, los Rangers necesitan el impacto inmediato de “El Bombi”. No el Adolis que ha pasado dos meses de la campaña persiguiendo sombras, sino el que en 2023 fue uno de los protagonistas que impulsaron a los Rangers hasta ganar su primera Serie Mundial. El que hacía temblar estadios. El que apagó Houston con su imparable Derby de Jonrones en Minute Maid Park y rompió los corazones de la fanaticada de los Astros. El que, en sus mejores días, parecía invencible cuando subía al plato.
Por ahora, solo queda esperar. Y recordar que, en el béisbol, las caídas a veces también pueden ser el preludio de un regreso.
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