Un juego ganado, como ocurre a veces por diversas razones, no siempre es una estadística justa en el béisbol.
Sabemos cuánto significa ganar para un equipo, pero en la mayoría de las ocasiones, los lanzadores que terminan acreditándose una victoria, no sobresalen como los más efectivos o merecedores. Sin embargo, hay un punto en el que, “ganar”, obtiene un valor agregado por la significación de determinadas situaciones. Para las Avispas de Santiago de Cuba, que aún sueñan con clasificar a los playoffs en esta 61 Serie Nacional del béisbol cubano, el éxito de Alberto Bisset fue uno de esos momentos de emoción indescriptibles.
Bisset, de 38 años, ganó este miércoles otro “juego de vida o muerte”, cubriendo los nueve innings sin boletos para encabezar el éxito por 4-1 de Santiago de Cuba sobre Guantánamo. Una vez más, el veterano de Palma Soriano demostró ser el corazón de las Avispas santiagueras, inspirando al equipo en esta decisiva recta final de la temporada regular.
El antesalista Adriel Labrada abrió el marcador en el primer inning con un jonrón de dos carreras ante el abridor de los Indios, Ernesto Góngora, después de dos outs. Y, luego, en el cuarto episodio, Santiago Torres puso el score 3-0, con un sencillo de línea al jardín central que envió al plato a Marcos Fonseca.
Durante los primeros cinco innings del juego, los Indios apenas pudieron descifrar los lanzamientos de Bisset, al menos para golpear con fuerza. Después de dos outs, Pedro Revilla roció un hit de línea al center, que picó con algo de suerte antes de ser alcanzada por Yoelquis Guibert. Y, acto seguido, Bisset retiró a Robert Luis Delgado en rodado al torpedero, para forzar a Revilla.
En las siguientes cuatro entradas, apenas dos corredores le llegaron a posición anotadora, Biorgelvis Roque por doble al center después de dos outs en el quinto inning. El momento más complicado para Bisset este miércoles en el estadio Nguyen Van Troi—un paraíso para los bateadores por las condiciones del viento—, fue el sexto capítulo. Revilla y Robert Luis abrieron con par de sencillos, y avanzaron hasta posición anotadora por un rodado a primera de Marcillí.
Una pifia de Dasiel Sevilla en la intermedia, provocó la anotación de Revilla, y un cañonazo al right del novato Yohandry Guibert llenó las bases. Las Avispas ganaban por 3-1, y los Indios tenían el empate a 180 pies del plato. Como suele hacer en situaciones de alta presión, Bisset apeló a su principal lanzamiento: ¡el strike! Atacó la zona rápidamente, y Yoelkis Baró soltó una línea perfecta para el double play, al guante del torpedero Marcos Fonseca.
¡Se acabó el inning!
En el séptimo, Bisset registró el primero de sus dos ponches, pero en el momento clave, sacando de circulación a Pedro Revilla, el líder en jonrones de la liga, con un corredor en segunda. El octavo episodio fue menos complicado, y retiró en fila después de que Robert Luis Delgado abriera con sencillo de línea al center. Y entonces, una vez más, llegó el noveno. Antes, en la parte alta, Labrada aseguró otra rayita, colando un rolling por el centro del campo, que le dio luz verde a Santiago Torres para entrar a la registradora.
Santiago de Cuba 4, Guantánamo 1. ¿Suficiente, no? ¡Por supuesto!, al menos para Bisset, quien cruzó la línea de cal de tercera, una vez más, luciendo gala de su control y constante ataque de la zona de strike. El noveno fue el inning más relampagueante de todos: se fue de 1-2-3, con un ponche ante el sustituto Abel Montoya, un rodado de rutina a segunda de Luis Jairon Hechavarría, y una línea a primera de Roque.
¡Final! ¡Santiago de Cuba volvía a respirar!
Y esa fue toda la emoción que invadió el dugout de las Avispas, mientras los titulares celebraban el triunfo alrededor de Alberto Bisset, el corazón del team santiaguero. Fue un momento indescriptible, de esos que demuestran las sensacionales pasiones desatadas por el béisbol.
Para cualquier equipo, difícilmente haya momentos más importantes que estos, donde aún queda viva la esperanza de seguir luchando por la clasificación. No sé cuántas cosas habrán pasado por la mente de Bisset cuando logró el 35to éxito del equipo, que los ha separado a un juego de Matanzas, Pinar del Río y Holguín. ¿Sabes qué significa eso? La decisión que esperan las Avispas, quienes ganaron la serie particular 4-1 contra Pinar del Río y Matanzas, y están delante 2-1 ante Holguín.
Así es, al menos un empate, ya sea entre tres o cuatro de ellos, favorecería al team santiaguero.
Entre todas esas incontenibles emociones, Bisset fue venerado este miércoles por quienes admiramos su entrega y alma de guerrero dentro y fuera del box. Su marca de victorias y derrotas se igualó en 7-7, lo que demuestra poco sobre su contribución este año: aunque vio rota su cadena de 22 entradas sin permitir anotaciones, se apuntó el tercer juego completo de cuatro acumulados por el staff santiaguero. ¿Tienes idea de cuántos equipos superó el brazo derecho de Bisset?
Equipos/Juegos iniciados/Juegos completos
ART, 64, 1
GTM, 70, 1
HOL, 70, 1
LTU, 68, 1
Ninguno de ellos suma tres juegos completos en esta temporada. ¡Increíble!, ¿no?
Por si fuera poco, hubo otra gran hazaña de Bisset que quedó a la sombra, debido al enfoque colectivo de Santiago de Cuba en su lucha por llegar a los playoffs: fue el éxito 150 en la carrera de Bisset, pasando a ser el sexto lanzador santiaguero con dicha cifra en todos los tiempos.
Lanzador, SN (Series Nacionales), G-P (Ganados y Perdidos)
Braudilio Vinent Serrano: 20 SN, 222-168
Ormari Romero Turcás: 19 SN, 194-124
Norge Luis Vera Peralta: 17 SN, 176-68
José Luis Alemán Melián: 17 SN, 174-125
*Danny Betancourt Chacón: 22 SN, 150-114
*Alberto Bisset Labrada: 19 SN, 150-93
*jugadores en activo
Por el compromiso y la presión del momento, me atrevería a asegurar que Bisset jamás olvidará este triunfo 150 de su carrera, que lo coloca en una selecta lista de 22 “caballos de batalla” en la historia del béisbol cubano.
Y, por supuesto, creo que esta es la principal razón: le dio un día más de vida… de sueños y esperanzas a su equipo. Esa grandeza, lo ha convertido en el corazón de las Avispas santiagueras, y supera cualquier número histórico, simplemente porque trasciende como otro de los momentos inolvidables del béisbol.
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