No fue después de que se escuchara la voz de playball: mucho antes, los fanáticos de los Alazanes de Granma, actuales campeones nacionales, hicieron suyo el “Coloso del Cerro”. Luego, poco más de 200 minutos después, los Alazanes de Granma sentenciaron a los Leones de la Capital en su propia casa, el estadio Latinoamericano.
A un out de alcanzar su primera victoria en esta postemporada, luego de perder dos partidos como visitantes, Industriales tenía en el montículo a su lanzador más ganador de toda la temporada, el diestro Pedro Álvarez. El manager de los Azules, Guillermo Carmona, sustituyó a Juan Xavier Peñalver, quien realizó un excelente relevo, con apenas una carrera permitida entre el quinto y ese posible último capítulo.
Los Alazanes habían abierto el noveno inning con sencillo de Carlos Benítez en su “posible” última oportunidad, perdiendo 4-3 ante los Azules, quienes lograron la tercera carrera por doble clave de Oscar Valdés y un elevado de sacrificio de Andrés Hernández durante la parte baja del octavo. A un out de evitar que el playoffs de Cuartos de Finales se pusiera 3-0 a favor de los Alazanes, un resultado que en 28 series de postemporada ha sido imposible de remontar, todas las esperanzas de ambos equipos se centraban en un solo enfrentamiento: El cátcher y séptimo bate de los granmenses, Iván Prieto, contra Pedro Álvarez, el as que lideró el staff de los Leones de la Capital, aportando 12 victorias durante la temporada regular.
La tensión podía sentirse en otro de esos grandes momentos que nos obsequia el béisbol: Carmona y los Azules, esperaban el ansiado out 27 para tomar un respiro que, sin dudas, inspiraría al equipo en casa aunque estuviesen debajo, 2-1. El avezado manager multi campeón, Carlos Martí, con miles y miles de innings dirigiendo situaciones extremas en postemporada, estaba tranquilo, como de costumbre, dándole confianza a sus bateadores. Y entonces comenzó el duelo, en un partido donde los Alazanes recibieron 11 boletos, y habían dejado a 13 de los 19 corredores que embasaron. Pedro Álvarez marcó un primer strike con su quinto lanzamiento del juego, uno de ellos a 88 mph, antes de dominar a Lázaro Cedeño en elevado a la inicial para el out 26.
Durante casi toda la tarde, la tendencia de los lanzadores de Industriales no fue atacar a los Alazanes con picheos pegados, sino todo lo contrario: los lanzamientos alejados, bajos y altos del centro de home hacia afuera, extrañamente faltaron en alguna secuencia de picheos. Esa tendencia de “ataque”, no cambió para Iván Prieto durante toda la tarde, pero su disciplina en el plato lo ayudó para obtener par de boletos. Las veces que falló, fue halando los picheos en la zona de afuera, y entregó par de rodados, a tercera y el campo corto, respectivamente.
Con esa visión, parecía fácil tener una idea de cómo y dónde Pedro Álvarez intentaría ubicar sus lanzamientos ante Prieto, a no ser que la estrategia sufriera algún cambio. En momentos decisivos del juego como el que se avecinaba, hacerse menos “predecible” habría sido, creo, la mejor estrategia para enfrentar a un bateador que contaba con nueve remolcadas en siete juegos de playoffs contra los lanzadores de Industriales.
Prieto parecía bastante paciente y preparado en la caja de bateo. Se ubicó en su misma posición de siempre, con el pie derecho alineado en el centro del cajón de bateo, y el izquierdo en dirección hacia el antesalista. Sin embargo, cuando Pedro Álvarez lanzó una slider baja, que rotó a 77 mph e intentó alejarse de la esquina baja-afuera casi a la tierra, Iván Prieto estaba listo para golpear: dio un paso corto hacia el centro del cajón de bateo con su pie izquierdo, lo que le permitió extender sus manos hasta alcanzar el picheo.
El contacto fue suficiente: Prieto sopló un fly bombeado a lo corto del right-center, imposible de alcanzar por Yoasán Guillén, y el corredor emergente David Tamayo anotó sin contratiempos la carrera que empató sensacionalmente el marcador, 4-4.
Sí, la fanaticada de los Alazanes estalló de emoción, y el incalculable nivel de decibeles parecía, por varios minutos, como si se estuviera jugando en el estadio Mártires de Barbados, no en el Coloso del Cerro.
Después de todo, el swing de Prieto dictó sentencia, y estoy totalmente seguro que la clave fue su enfoque de preparación antes de entrar al plato. Un par de innings atrás, el entrenador de bateo y coach de primera de los Alazanes, Luis “Chicho” Ferrales, le reveló al reportero de la transmisión televisiva, Alejandro Rodríguez, “que los Alazanes estaban trabajando mucho la ofensiva y, dentro de ella, haciendo énfasis en la disciplina en el plato”. Nunca dudo del trabajo de cada equipo, pero los resultados, al final, son los que hablan por sí solos de la efectividad.
Los Alazanes lideraron la postemporada del año pasado con .420 OBP, y ese exquisito trabajo, combinado con el poder ocasional y la agresividad en el corrido de bases, se tradujo en un promedio de 6.0 carreras anotadas por partido*.
*Ese promedio de 6.0 carreras por partido, fue el resultado de 107 carreras anotadas, que colocó a los Alazanes como el único equipo con al menos 100 anotadas en los playoffs del año pasado.
En el caso específico de Prieto, el indudable héroe de los Alazanes en el Juego 3 de este domingo, hay algo que no deberíamos olvidar: usualmente, destruye todos los errores de localización en sus zonas calientes. ¿Cuáles han sido? Bueno, en otras palabras, deje colgado un lanzamiento sobre la zona vertical por encima del plato y verá. ¿Recuerdas dónde le lanzó Andy Vargas en el octavo inning del Juego 2? Un picheo manso que Prieto aplastó a sus anchas para enviar una explosión entre left-center.
Sí, es cierto, el lanzamiento de Pedro Álvarez fue del centro de home hacia afuera, pero Prieto estaba preparado y, además, también combina el golpeo hacia su banda opuesta. En el lineup de los Alazanes, Prieto fue el bateador calificado que más conexiones de fly bateó, produciendo un 64.6%. De sus 151 elevados (sumando sus batazos de línea y fly), Prieto sacó del parque apenas el 3.9% de esas bolas puestas en juego, pero la clave de su swing fue cómo se mantuvo en contacto y logró producir un promedio del 23% hacia el cetro y la parte derecha del campo.
Su combinación de poder ocasional, contacto y astucia para correr las bases, fue todo lo que necesitaron los Alazanes de Granma para vencer este domingo a los Leones de la Capital en el estadio Latinoamericano. Después del hit de oro, Prieto se robó segunda cuando el torpedero y octavo bate, Yulian Milán, tenía conteo de dos bolas sin strikes.
El lanzamiento fue una sinker pegada, de 85 mph, y luego Pedro Álvarez volvió al mismo sitio donde Prieto hizo sucumbir el score… Tiró otra slider baja y afuera, una zona donde, probablemente, no haya muchos bateadores tan acostumbrados a tirarle a ese tipo de picheos como lo hace Milán. El batazo salió alineado por encima del intermedista y picó a la izquierda del centerfielder Guillén, abriendo las puertas del plato para Iván Prieto.
Alazanes 5, Industriales 4, ¡espectacular remontada a un out de perder! La alegría de los campeones nacionales era incontenible, y los fanáticos disfrutaban el momento como si estuvieran en el estadio de casa. Los Alazanes no sólo tomaron el mando del juego, 5-4: también destrozaron los corazones de la fanaticada industrialista que se dio cita soñando con una reacción de los Leones de la Capital en su regreso a casa.
El desfile de los aficionados de Industriales rumbo a las puertas de salida fue tan indetenible como esa palpable sensación que provoca la decepción de otra derrota. Básicamente, a Industriales le quedaba una oportunidad para, al menos, igualar el marcador 5-5 en el final del noveno. Sin embargo, podía percibirse un derrumbe total antes de que Carlos Santana enfrentara al emergente Walter Orlando Abreu, abriendo inning: ese par de carreras producidas por Prieto y Milán, parecían haber puesto el marcador 500-1.
A ese semblante de la derrota, se unió el contexto actual que viven los Azules en pasado y presente:
-Han perdido sus últimas seis series de postemporada.
-No ganan una serie de playoffs desde el 17 de mayo de 2012, hace más de una década, cuando vencieron por 7-1 a los Cocodrilos de Matanzas en el gran juego de la carrera del diestro Antonio Armando Romero, quien lanzó magistralmente ese séptimo desafío de la Semifinal.
-Cinco managers han intentado cambiar la historia, de alguna manera, pero desde la final de Industriales en 2012 hasta el Juego 3 en esta 61 Serie Nacional, los Azules han perdido 25 de sus 34 partidos de playoffs.
Con ventaja de 3-0 en esta serie de Cuartos de Final, prácticamente sin vuelta a atrás, los Alazanes buscarán la barrida este lunes a partir de las 10:00 am (hora local) en el Juego 4. La única opción para Industriales es ganar todos los restantes partidos, una hazaña sin precedentes en la historia de la postemporada del béisbol cubano.
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