64 SNB | Embestida histórica de los Toros en el Labra… ¡45 años después!
- BaseballdeCuba

- 1 oct.
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Cuando se busca ganar un juego de pelota, algunas victorias terminan siendo trabajadas, fruto de la tensión y el drama en los innings finales. Otras, como la que logró Camagüey en la tarde del martes, son un alud de madera y cuero que sepulta al rival casi desde el inicio. En el Cristóbal Labra, los Toros de Camagüey desataron un diluvio de diecisiete hits y quince carreras para arrollar por nocaut de 15-3 a los Piratas de la Isla de la Juventud, en un juego que perdió todo suspense antes de que llegara la cuarta entrada.
Sin embargo, aunque el match estaba decidido prácticamente desde la entrada inicial, hubo un final inesperado, casi sin precedentes. No, esas 15 carreras de los Toros no superaron el récord de anotaciones en un partido jugado en el estadio Cristóbal Labra ante los lanzadores de la Isla. La marca reinante es de 17, la tarde del sábado 9 de febrero de 1980 en una victoria de Camagüey por 17-0 con José Sánchez Andrés en el montículo, apoyado por jonrones de Pedro Cruz, Reynaldo Fernández y Eusebio Cruz. Ahora, la diferencia aquí es que aquel partido se jugó con bate de aluminio, lo cual ubica el resultado de este martes como la nueva marca usando bate de madera.

Siguiendo paso a paso la historia del béisbol cubano, sabemos que los récords no están separados oficialmente por etapas con diferentes tipos de bates utilizados. Pero de ser así —¡45 años después!—, ya puedes archivar una nueva marca colectiva para los Toros en la historia de sus enfrentamientos.
Camagüey 15, La Isla 3
La tarde comenzó con un presagio de lo que vendría. Michael Thompson abrió el partido con un sencillo. Leonel Moas Jr. recibió base por bolas. Rafael Álvarez, con un promedio de .520 que irradia consistencia, rompió el hielo golpeando un sencillo remolcador. Yordanis Samón, otro de los bateadores sobre .450 en la temporada, añadió otro sencillo productor. Y para cerrar el primer acto, Yosbel Pérez envió un elevado de sacrificio. Tres carreras, tres hits, y el abrumado abridor Sair Sánchez, quien vio ascender su marca de fracasos a 0-4, ya respiraba con dificultad.
A un ritmo muy diferente, el abridor de Camagüey, el zurdo Rodolfo Soris, masticaba innings con eficacia, sin dar tregua a la ofensiva visitante. En la tercera, un doble de Moas Jr. y otro de Álvarez (su segundo hit del día) produjeron una. Luego, con las bases llenas, Carlos Matos, con apenas .240 de promedio, despertó conectando un sencillo al izquierdo que remolcó a dos corredores más. El marcador era ya 6-0, y la salida de Sánchez inminente.
Pero el verdadero desquicie llegó en la cuarta entrada. Maykol La Rosa tomó la loma y fue recibido con una tormenta de fuego lineal. Thompson conectó sencillo. Leonel Moas, quien terminó la tarde con un doble y un cuadrangular, despachó la pelota por encima de la valla del jardín derecho para un jonrón de dos carreras. No hubo pausa. Álvarez y Samón conectaron sencillos consecutivos.
Tras un out, Yosbel Pérez, en una exhibición de poder puro, conectó su segundo cuadrangular de la tarde, un batazo de tres carreras al central que elevó la cuenta a 11-0 y desató un cambio de lanzador. Roberto Escudero entró y, para empeorar las cosas, cometió un balk. Camagüey envió doce hombres al bate en esa entrada, acumuló cinco hits y cinco carreras, saturando por completo un bullpen de la Isla que ya de por sí cargaba con un PCL colectiva de 8.56.
La quinta entrada fue más de lo mismo. Un doble de Luis González y un sencillo de Eglis Eugellés empujaron la carrera 14. En la sexta, el incansable Rafael Álvarez conectó su cuarto hit de la tarde, un sencillo que trajo a Thompson (quien había bateado doble) para la carrera número quince. La ofensiva de Camagüey fue un torrente: los bateadores del 1 al 4 en la alineación (Thompson, Moas, Álvarez y Samón) se combinaron para 13 hits, 11 carreras anotadas y 8 impulsadas. Una paliza numérica y visual.
Mientras esto ocurría, Rodolfo Soris tejía una joya en el montículo. En cinco entradas completas, tiró cinco ceros y permitió solo cuatro hits, dominando a una inexperimentada alineación que no acaba de encontrar consistencia. No fue hasta que Soris abandonó el juego que la Isla pudo rasguñar el marcador. En el sexto inning, ante el relevista Abrahan Licea, los Piratas aprovecharon bases por bolas y sencillos de Hanly Verdecia y Luis Balón para anotar dos carreras. Una tercera llegó en el séptimo, gracias a un doble de Grabiel Valdés, pero para entonces solo servía para maquillar un marcador ya catastrófico.
La historia, en esencia, se escribió en los primeros compases. Fue la demostración de fuerza de un equipo que lucha por mantenerse en la pelea, contra la resignación de otro que ve cómo la temporada se le escapa de las manos. Camagüey conectó, corrió y anotó casi a voluntad, en una tarde donde cada turno al bate era una promesa de más daño.




















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