Historias de pretemporada: Analizando las tendencias de la Serie Nacional
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Historias de pretemporada: Analizando las tendencias de la Serie Nacional



Hace sólo pocos meses hubo una pregunta de un lector que aún mantengo en perspectiva. Todo sucedió cuando César Prieto abandonó el team Cuba en el Preolímpico a finales de mayo: “Se fue uno de los jugadores protagonistas del show, de los que despertaban pasiones en la fanaticada”, era parte de las reacciones que se hacían tendencia entre el sentimiento de los seguidores.


Y, obviamente, hubo suficientes razones para defender esa afirmación. Prieto, de 22 años, había terminado de liderar la liga con .403 de promedio, tras implantar un impresionante récord de 45 juegos bateando de hit.


El intermedista superestrella de los Elefantes de Cienfuegos, entró en la historia como apenas el segundo campeón de bateo zurdo sobre .400 de promedio en la era del bate de madera, siguiéndole los pasos al veterano leftfielder de los Leñadores de Las Tunas, Jorge Yhonson (.408 en la 57 Serie Nacional).


A su vez, César completó espectacular registro de 358 hits durante sus últimas tres temporadas—Series 58, 59 y 60—, el tercer mejor lapso para un intermedista en la historia de las Series Nacionales.


Esa fue sólo simplemente parte de la grandeza que inspiraron los números de César Prieto durante una temporada regular de élite, pero más allá de las cifras calificadas, el talentoso intermedista sureño era capaz de robarse el show día a día.

Combinando velocidad y el virtuoso contacto de su swing, Prieto lucía imparable. Con su indiscutible talento, como joven prospecto no necesitó batear jonrones para encantar a la fanaticada del béisbol cubano y se convirtió en uno de los principales rostros del presente. Sin embargo, Prieto decidió otro camino, ir por su sueño de jugar al más alto nivel del béisbol.


César Prieto/Foto: Aslam Castellón.

Su decisión, cuestionable o no para algunos, indudablemente dejará un gran vacío dentro de la Serie Nacional cubana. Y por supuesto, junto a la ausencia de Prieto, se sumarán la de otros jugadores talentosos que, con sus actuaciones, al menos equilibraban la ineludible baja de calidad general en la liga.



En este sentido, quizás la situación más preocupante recae sobre la calidad general del pitcheo, que para esta venidera 61 Serie Nacional no contará con figuras de élite en sus respectivos equipos como Lázaro Blanco (Granma), Andy Rodríguez y Brayan Chi (Industriales), Pablo Luis Guillén (Villa Clara), Yeinel Zayas (Isla de la Juventud), Luis Dany Morales (Sancti Spíritus) y Yosimar Cousín (Camagüey) por sólo citar algunas de las principales ausencias del pitcheo.


Todos ellos, sin lugar a dudas, ofrecían un gran nivel de rendimiento que no sólo fue clave para sus equipos: Sino también contribuyendo a cierto equilibrio positivo influyente en el estado actual del juego.



Otra gran ausencia junto a la de Prieto, será el caso del actual MVP de la 60 Serie Nacional, Lisbán Correa, quien cerró con el segundo lugar en la escala de OVAL (Valor Ofensivo de los bateadores) de BaseballdeCuba—una métrica que creé y muy pronto la estaré lanzando aquí—. Indudablemente, no podemos obviar el vacío que dejará la ausencia de Geisel Cepeda en el lineup de los Gallos de Sancti Spíritus, o el ajuste que deberán realizar los Toros de Camagüey sin Loidel Chapellí Jr., actualmente otro de los principales prospectos del béisbol cubano.


Así que he estado pensando en todo este efecto de muchas maneras pero, sobre todo, al analizar cómo afectarían directamente el “estado de juego actual” tantas bajas de jugadores con suficiente calidad para imponerse en la próxima 61 Serie Nacional.


Obviamente, cada equipo trabajará para reemplazar lo mejor posible las ausencias. Sin embargo, viendo hacia dónde se siguen moviendo las tendencias de la liga, probablemente estemos en presencia de otra temporada beisbolera expuesta al aumento de las deficiencias que se han agudizado durante la última década: La ofensiva continúa dominando, mientras el pitcheo y la defensa sufren visibles regresiones.


Eso es algo que sabemos sin ni quiera apreciar cómo han oscilado los resultados negativos a nivel de liga, pero nada se compara con ofrecer un acercamiento investigativo tocando una vez más la raíz de las tendencias negativas. Así pues, esto es parte de lo que aún sigue en el camino de empeorar para la venidera 61 Serie Nacional:


CARRERAS POR JUEGO—El principal índice de rendimiento en el béisbol parte de anotar carreras. Esa es la esencia en el “Rey de los Deportes”, y para la cual se unen los tres complementos de juego: bateo, defensa y pitcheo, buscando anotar más y permitir menos. Pero cuando se dispara la tendencia como ha sucedido en esta última década a nivel de liga, la situación se convierte en un gran problema general.

Y eso es todo lo que podemos ver aquí, a través de los promedios de carreras anotadas por juego en el lapso correspondiente a la “Era de los Refuerzos” entre 2012-2021.


52 SNB: 4.4 R/G

53 SNB: 4.4 R/G

54 SNB: 4.8 R/G

55 SNB: 4.6 R/G

56 SNB: 4.6 R/G

57 SNB: 4.9 R/G

58 SNB: 5.2 R/G

59 SNB: 4.9 R/G

60 SNB: 5.5 R/G


El incremento ha sido devastador. De más está recordar que la implementación de refuerzos fue una medida adoptada para buscar la concentración de la calidad en una segunda fase con los mejores equipos. Todo eso, obviamente, ha sido y es relativo.


Hay equipos que nunca clasificaron no sólo debido a la calidad, sino a inicios desfavorables en un calendario de sólo 45 juegos. Así que algunos buenos teams se quedaron fuera en la primera fase y otros desde que se comenzaron a discutir par de puestos extras en Series de Comodines.


De cualquier manera, mi punto aquí es que al inicio parte del proyecto funcionó, pero la constante pérdida de talento influyó bastante para detenernos en este punto: 5.5 carreras anotadas por juego, un récord durante las últimas nueve campañas.


Y como escribí antes, cuando una tendencia así se dispara completamente, está claro que los problemas han influido en todos los aspectos de juego. ¿Cómo podemos probarlo? En primer lugar, los índices agregados de carreras lo demuestran. Pero, analizando primero la parte ofensiva, que al final resalta más con un ‘supuesto aumento’, deberíamos considerar estos tres valores:


Valor No. 1: Poder.

¿Qué nos revelan las tendencias? ¿El alto incremento de carreras por juego está a la par con el poder? Realmente no. La razón que quizás menos ha impulsado el aumento de las carreras por juego ha sido el poder. De hecho, en la pasada 60 Serie hubo un solo bateador que superó la cifra de 20 jonrones durante la temporada regular: Lisban Correa de Industriales, con 28, quien terminó ganándose los honores como MVP.


Si miramos los años anteriores, esto es lo que podemos encontrar: En ninguna de las últimas nueve campañas ha habido múltiples bateadores con al menos 20 jonrones.


Urmaris Guerra (Granma) y Lázaro Cedeño (Granma) habían sido los únicos con al menos 20 bambinazos, produciendo 21 y 20 en las Series 54 y 57, respectivamente. Pero si crees que ese punto no define todo sobre el poder masivo en la liga, tenemos más tendencias aquí:


Bateadores con al menos 10 jonrones en las últimas 10 Series Nacionales


Lapso de la 51-55 Serie: 108 bateadores combinados, para un promedio de 21.6.


Lapso de la 56-60 Serie: 75 bateadores combinados, para un promedio de 15.0.


El decrecimiento está probado, aunque los 20 bateadores calificados que produjeron al menos 10 jonrones en la 60 Serie Nacional, lograron unificar un registro muy por encima del promedio de 13.7 en las anteriores cuatro campañas.


Ahora, volviendo al siguiente valor, podremos explicar con más claridad cómo ha crecido la producción de carreras:


Valor No. 2: Producción.

En este ángulo de nuestra conversación sobre las tendencias ofensivas, todo parece menos complicado: Los bateadores están llegando a un alto ritmo a las bases y luego el bateo en situaciones de clutch ha sido eficiente. Eso nos dice mucho sobre otro punto aquí que, obviamente, es la baja ostensible del dominio de los lanzadores:


51 SNB: 62 .300 BA+, 59 .382 OBP+, 11 .300 BA+/RISP

52 SNB: 39 .300 BA+, 37 .382 OBP+, 5 .300 BA+/RISP

53 SNB: 27 .300 BA+, 35 .382 OBP+, 6 .300 BA+/RISP

54 SNB: 45 .300 BA+, 52 .382 OBP+, 11 .300 BA+/RISP

55 SNB: 46 .300 BA+, 45 .382 OBP+, 8 .300 BA+/RISP

56 SNB: 32 .300 BA+, 36 .382 OBP+, 6 .300 BA+/RISP

57 SNB: 34 .300 BA+, 38 .382 OBP+, 6 .300 BA+/RISP

58 SNB: 42 .300 BA+, 36 .382 OBP+, 16 .300 BA+/RISP

59 SNB: 33 .300 BA+, 31 .382 OBP+, 13 .300 BA+/RISP

60 SNB: 69 .300 BA+, 65 .382 OBP+, 22 .300 BA+/RISP


Aquí tenemos: El número de bateadores calificados que batearon al menos .300 BA+, produjeron un porcentaje de embasado de .382 OBP+ y .300 BA+/RISP (Promedio con corredores en posición anotadora) en cada temporada durante la última década. El OBP se ajustó debido al acumulado de la liga durante el lapso entre las temporadas de 2010-2021, para buscar un punto adecuado de referencia.


Como podrás apreciar, llegamos a otro punto de giro: Durante la 60 Serie Nacional, hubo récords en los tres aspectos seleccionados: Más bateadores por encima de .300 BA, .382 OBP y .300 con corredores en posición anotadora. Este último índice, respalda el argumento de que la mayoría de las carreras se están produciendo debido al éxito de los bateadores en su contacto y no específicamente por las muestras de poder. Y, por supuesto, al mismo tiempo, nos recuerda el deprimente estado de dominio de los lanzadores a nivel general.


De hecho, durante la 60 Serie Nacional, el promedio de jonrones con corredores en bases bajó de 53.5% a 50.9%, cuando comparamos la consistencia de los bateadores contra sus registros de la 59 Serie.


Gran jugada del antesalista de los Cocodrilos, Yadil Mujica/Foto: Ismael Francisco.

Valor No. 3: Pitcheo y Defensa.


Probablemente todos los argumentos anteriores hayan sido suficientes, ¿verdad? Pero no podemos dejar de ofrecer una mirada al pitcheo:


52 SNB: 3.90 ERA-G, 3.80 ERA-SP, 4.03 ERA-B

53 SNB: 3.89 ERA-G, 3.75 ERA-SP, 4.08 ERA-B

54 SNB: 4.28 ERA-G, 4.13 ERA-SP, 4.48 ERA-B

55 SNB: 4.05 ERA-G, 3.91 ERA-SP, 4.23 ERA-B

56 SNB: 4.22 ERA-G, 4.12 ERA-SP, 4.36 ERA-B

57 SNB: 4.48 ERA-G, 4.30 ERA-SP, 4.75 ERA-B

58 SNB: 4.57 ERA-G, 4.36 ERA-SP, 4.87 ERA-B

59 SNB: 4.53 ERA-G, 4.37 ERA-SP, 4.74 ERA-B

60 SNB: 5.14 ERA-G, 4.99 ERA-SP, 5.35 ERA-B


ERA-G: Promedio de carreras limpias general.

ERA-SP: Lanzadores abridores.

ERA-B: Lanzadores relevistas (bullpen).


¿No hay mucho que decir, eh?... Supongo que hayas encontrado algo sin muchos contratiempos: 60 SNB: 5.14 ERA-G, 4.99 ERA-SP, 5.35 ERA-B.


Los tres peores promedios resaltan fácilmente a la vista. La temporada pasada fue, como hemos constatado una vez más aquí, la peor en “términos de dominio” para los lanzadores durante la última década del béisbol cubano. Y, junto a esa debacle del pitcheo, también podríamos sumar el trabajo defensivo, viendo elevarse de 14.3% (entre 2012-2015) a 15.3% (entre 2018-2021) la tasa de carreras sucias provocadas por imprecisiones defensivas.


En resumen, como comencé escribiendo aquí, quizás la ausencia de varias figuras no sea el principal problema detonante en la liga—porque incluso con ellos las deficiencias no cambiaban su cauce—, pero sin tantos jugadores de calidad el estado del juego parece ir en picada.


La oportunidad de que surjan nuevas estrellas o ver desarrollarse a otros jugadores con talento subiendo de nivel podría esperarse en situaciones como estas. Eso sí, de cualquier manera, no hay dudas de que disfrutaremos el regreso del béisbol con público en los estadios.

Buena parte volverá poco a poco a ser como antes, aunque ahora mismo el show del presente esté distante de sus mejores momentos.


(Foto: Alazanes de Granma/Oscar Alfonso)

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