Crónica del Juego 1 | El Rugido de los Tigres
- Yirsandy Rodríguez Hernández
- hace 2 días
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El viento soplaba con insolencia hacia el jardín izquierdo del José Ramón Cepero, llevando consigo el murmullo de una historia pendiente. Diez mil gargantas, afónicas de tanto gritar “¡Ciego, Ciego!”, sabían que este no era un juego cualquiera. Era el primer capítulo de una final inédita, pero también el desquite de una herida reciente: en la 63 Serie Nacional, los Leñadores de Las Tunas habían arrancado el corazón de los Tigres en un dramático Juego 7.
Hoy, bajo un sol inclemente y un terreno reseco que crujía como huesos viejos, los felinos devolverían el marcador con un éxito por nocaut de 11-1 sobre los Leñadores en el Juego 1 de la Gran Final de la III Liga Élite del Béisbol Cubano.

Primer Acto: Una mezcla de pitcheos siniestros
Ariel Zerquera subió al montículo como un hombre que lleva siglos esperando este momento. Zurdo, de mirada gélida, mecánica pulida a fuerza de perseverancia bajo el acechante sol del mediodía. Sus primeras siete entradas fueron un tratado de dominación: siete ponches, tres bases por bolas, y un no-hitter que se sostuvo hasta el sexto inning.
Los bateadores de Las Tunas, hombres que en la Serie Nacional habían sido sus verdugos, se convirtieron en espectros. Nadie podía golpear—mucho menos golpear con solidez. Creo que fue la única apertura donde Zerquera dependió más de su bola rápida por encima de la curveball, simplemente porque estaba colocando los pitcheos donde quería. Entró y salió de la zona como un espadachín. Tras tirar sus primeros 63 pitcheos, los Leñadores habían conseguido solo un par de elevados intrascendentes al outfield.
Diecisiete outs seguidos. Seis ponches, algunos con swings tan desesperados que parecían abanicar la intrépida brisa. Zerquera trabajó con la precisión de un relojero: cuatro de las primeras seis entradas comenzaron retirando a los dos primeros bateadores. Era como si supiera exactamente qué iban a hacer, pensé al ver la inevitable persecución de los bateadores tuneros.
El único lunar llegó en el sexto, cuando Tailon Sánchez, el torpedero de los Tigres, cometió un error que permitió a Osvaldo Abreu llegar a primera. Acto seguido, Luis Vicente Mateo rompió el no-hitter con un sencillo rodado al center, pero para entonces ya era tarde. Los Leñadores no pudieron reaccionar. Zerquera solo sonrió levemente, después de un lento y a la vez reflexivo regreso al dugout. Mantuvo el control del juego. Su rutina fue concentración sobre el montículo fue invariable. Se ajustaba la gorra a ratos, y seguía balanceándose tras cada wind up como si el partido dependiera del siguiente lanzamiento. El ataque fue una filosofía que llevó a feliz término. Se hizo dueño de la zona de strike. Así fue de principio a fin hasta lograr su segundo juego completo en 13 aperturas, registrando marca de 9-3 y efectividad de 2.76.
Es probable que aún los bateadores de Las Tunas estén intentando encontrar la manera de golpearlo.

Un golpe y otro: La tormenta perfecta
Si Zerquera fue la calma, el bateo de los Tigres fue el apocalipsis. En el segundo inning, Robert Luis Delgado, un veterano que inyectó al equipo su apreciable determinación, conectó un sencillo al center que trajo dos carreras. Fue solo el prólogo de su tarde gloriosa en la caja de bateo.
En el tercero, Ronaldo Castillo, el mismo que había hundido a Industriales con un grand slam en la semifinal, envió una línea al derecho que se perdió en la tarde avileña. Ciego de Ávila 3, Las Tunas 0. El estadio tembló.
Pero el cuarto inning fue donde el juego se convirtió en la resurrección de los Tigres ante Las Tunas. César García, el abridor de los Leñadores, había permitido dos sencillos consecutivos cuando Delgado se plantó en la caja. El lanzamiento fue una curveball que intentó hundirse en la esquina de afuera en cuenta de 2-1. Delgado no la perdonó: golpeó un jonrón de tres carreras que voló hacia el izquierdo como un cometa. Ciego de Ávila delante, 6-0. García salió cabizbajo del montículo, derrotado no por un equipo, sino por un destino que parecía escrito.
Y luego, en el quinto, llegó el back-to-back que selló una tarde de emociones para los Tigres: Frederich Cepeda, el veterano de mil batallas, conectó su cuarto jonrón del año contra Las Tunas. Denis Laza, el siguiente bateador, repitió la dosis. 8-0. La multitud enloqueció. “¡Ciego, Ciego!”, gritaba los fanáticos desde las tribunas, mientras agitaban carteles y golpeaban los colchones alrededor de ambos dugouts. Los batazos no se detuvieron allí, pero la ventaja por 8-0 presagiaba el final.
Los Números de la Humillación
Las estadísticas cuentan su propia historia:
-Delgado: 4-4, jonrón, siete remolcadas. Una tarde de las que quedan para el recuerdo.
-Del 4to al 8to en el lineup: 10-for-16, tres jonrones, nueve remolcadas. Fue una ejecución en equipo.
-Los Tigres, que en la temporada regular conectaron solo 19 jonrones, llevan 10 contra Las Tunas.
-Los Leñadores, por su parte, apenas dos vuelacercas durante 326 apariciones al plato en todo el año—incluyendo temporada regular y playoff.
Y luego estaba Zerquera, el arquitecto: siete entradas, una carrera, siete ponches. Los números fríos no capturan la grandeza de su actuación, la forma en que desarmó al equipo más difícil de derrotar en las últimas cinco temporadas.
Epílogo: Lo que Viene
Mañana, otro capítulo. Eliander Bravo, el zurdo de Las Tunas, enfrentará a José Isaías Grandales, el diestro que ya los ha dominado dos veces este año (0.61 de efectividad en 14 ⅔ innings). Los Tigres, curiosamente, no han visto un zurdo en estos playoffs. Los Leñadores, por su parte, cargan con el peso de una ofensiva que ha anotado solo una carrera en las últimas 14 entradas contra Ciego de Ávila.
Pero eso es mañana. Hoy, bajo un cielo resplandeciente, los Tigres celebraron como niños. Robert Luis Delgado fue llevado en hombros. Zerquera recibió una ovación que resonó más allá del estadio. En las gradas, los viejos y jóvenes aficionados susurraban: “Ciego, Ciego”, como solía ser cuando se inspiraban viendo jugar a su equipo tricampeón de la década de 2010.
Y así, en una tarde donde el viento sopló a favor, los Tigres rugieron. No como debutantes, sino como dueños de un destino que, por primera vez en la Liga Élite, parece escrito con letras doradas.
Sumario del Juego
Final Score: Ciego de Ávila 11, Las Tunas 1/KO, 7-innings.
Tiempo: 2 horas, 6 minutos.
Almas presentes: 10,000, más los fantasmas del pasado.
Resumen de las anotaciones:
Baja 2do inning: Robert Luis Delgado bateó sencillo con línea al jardín central. Denis Laza anotó. Frederich Cepeda anotó. Las Tunas 0, Ciego de Ávila 2.
Baja 3er inning: Ronaldo Castillo bateó cuadrangular con línea al derecho. Las Tunas 0, Ciego de Ávila 3.
Baja 4to inning: Robert Luis Delgado bateó cuadrangular con elevado al izquierdo. Tailon Sánchez anotó. Leonelkis Escalante anotó. Las Tunas 0, Ciego de Ávila 6.
Baja 5to inning: Frederich Cepeda bateó cuadrangular con elevado al izquierdo. Las Tunas 0, Ciego de Ávila 7.
Baja 5to inning: Denis Laza bateó cuadrangular con elevado al central. Las Tunas 0, Ciego de Ávila 8.
Alta 7mo inning: Lázaro Ponce bateó sencillo con línea al derecho. Leonel Moas Jr. a segunda. Yudier Rondón anotó. Las Tunas 1, Ciego de Ávila 8.
Baja 7mo inning: Robert Luis Delgado bateó sencillo con línea al izquierdo. Tailon Sánchez a tercera. Leonelkis Escalante anotó. Frederich Cepeda anotó. Las Tunas 1, Ciego de Ávila 10.
Baja 7mo inning: Rodolexis Moreno bateó rodado al campo corto. Fernando De La Paz es out en jugada forzada en segunda. Robert Luis Delgado a tercera. Tailon Sánchez anotó. Las Tunas 1, Ciego de Ávila 11.
El MVP: Ariel Zerquera lanzó un no-hitter hasta la parte alta del sexto con dos outs, pero Robert Luis Delgado fue el hombre grande a la ofensiva: remolcó siete de las 11 carreras del equipo. Con un par de golpes, Delgado ofreció total confianza y seguridad a Zerquera.
Lo que aprendimos: Juega el juego y jamás te des por vencido. Los Tigres han jugado así, derrochando valentía y humildad en el diamante de béisbol. Las series de siete juegos nunca se acaban. Ahora los Tigres están delante y van por el título. Creo que nadie, a excepción de ellos, imaginaron que a estas alturas estarían en la Gran Final. Sí, a veces los últimos pueden llegar a ser los primeros.
El golpe clave: Robert Luis Delgado hizo lo que todo manager espera: aprovechar las oportunidades de un error. Luis Vicente Mateo dejó caer un elevado detrás de la almohadilla de segunda. Nunca se comunicó con el intermedista Yudier Rondón, quien también perdió la pelota bajo el inclemente sol. El manager de los Leñadores, Abeisy Pantoja, tenía toda razón al decir “que los errores les están costando carreras”. Palabras sabias. Según los números, el 85% de las imprecisiones defensivas han provocado carreras para Las Tunas en estos playoffs. Les urge buscar una solución.
Después de todo, Delgado subió al plato con dos outs y golpeó un sencillo que abrió el marcador por 2-0 para los Tigres durante la parte baja de la segunda entrada. Dos innings más tarde, golpeó un jonrón de tres carreras que rompió las esperanzas de los Leñadores.
La estadística sorprendente que deberías saber: Los Leñadores han perdido solo el 3.2% de los juegos en que conectaron tres hits o menos. ¿Tres o menos? Sí, fue raro. Pero los lanzadores de Ciego de Ávila han dominado a los Leñadores, limitándolos a solo una carrera en las últimas 14 entradas. ¡Ya no luce tan raro!
Decisiones de los managers: No soy el mejor aliado del SAC bunt, pero al manager de los Tigres, Dany Miranda, le ha funcionado en algunas ocasiones este año—¿también crees que un poco de suerte existe? No lo dudes. ¡El béisbol tiene de todo un poco! Miranda no desecha el toque de sacrificio en su manual de juego. Es razonable en ciertos puntos:
1) El calor de su ofensiva no se activa con jonrones.
2) Tiene una combinación de jóvenes y veteranos en el equipo. A menudo, intenta dar para recibir. Obsequia un out por una oportunidad de embrague. Los Tigres lideraron la liga en clutch. Tiene sentido.
Tan pronto como en el segundo inning, Miranda mandó un controversial toque de sacrificio con corredores en primera y segunda, que Leonelkis Escalante ejecutó a la perfección. Las Tunas había acabado de dar vida a un corredor por error de Mateo. Tailon Sánchez conectó un fly ball para el segundo out, reduciendo considerablemente las probabilidades de anotar. El béisbol te da y te quita. A Miranda, después de todo, volvía a darle: Delgado clavó un sencillo que remolcó dos carreras.
Los Tigres no volvieron a estar debajo en todo el juego.
Una historia a seguir para el Juego 2: ¿Reaccionará la ofensiva de los Leñadores contra José Isaías Grandales? ¿Los Tigres golpearán al zurdo Eliander Bravo?
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