La sobrada grandeza de Yuli Gurriel
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La sobrada grandeza de Yuli Gurriel


La historia comenzó un domingo de 2002.


Con apenas 17 años, siete meses y 31 días de nacido, Yulieski Gurriel Castillo debutaba en la 41 Serie Nacional, el domingo 8 de enero de 2002, dando inicio a una impactante carrera en el béisbol.


Desde aquel domingo, han pasado casi dos décadas, y la sobrada grandeza de Yuli Gurriel sigue produciendo capítulos gloriosos a sus 37 años. Con su estilo único, el swing de “El Yuli” ha logrado golpear más allá de los desafiantes pitcheos en el principal escenario beisbolero mundial, las punzantes críticas de sus detractores y, sobre todo, sortear cada reto con el paso del tiempo.


El largo camino ya superado no fue fácil, ni el que resta lo será, pero sobró la entrega, la disciplina, el talento y esa admirable fuerza inspiradora que suele definir a los deportistas cubanos: El coraje y la persistencia para enfrentar el más desafiante de los retos. Yuli jugó 1,330 juegos en Cuba—entre Series Nacionales y otros eventos—, y una temporada en el béisbol profesional japonés. Llegó a Grandes Ligas firmado por los Astros de Houston con 32 años y, cuando muchos pensaron que su potencial iría en picada, destinado al declive: Ha demostrado una vez más la legítima capacidad de sus habilidades.


Este domingo, por supuesto, no será el final de las incontables hazañas de Yuli Gurriel en el béisbol, desde que se convirtió en el primer bateador con categoría de “20-20” (jonrones y bases robadas) en Series Nacionales, o el único cubano campeón Olímpico, Mundial, Panamericano, Centroamericano y de la Serie Mundial.


El “10” de Cuba, de Sancti Spíritus y de los Astros, el “01” de los Industriales, aún luce la suficiente rapidez en sus manos para desatar ese giro implacable de su bate, el swing que este domingo hizo historia con los Astros de Houston en la Liga Americana.


Luego de no abrir como titular ante los Atléticos de Oakland en el juego 162 del año, Yuli Gurriel le dio el éxito a los Astros con un sencillo en el final del noveno, para cerrar de manera sensacional la temporada regular.




Los Astros terminaron con marca de (95-67) y se enfrentarán a los Medias Blancas en la Serie Divisional de la Liga Americana a partir del próximo jueves. Pero entre la emoción del momento, Yuli Gurriel y sus compañeros celebraban algo más que el regreso a los playoffs luego de otra emocionante temporada: El título de bateo del Yuli, quien terminó con promedio de .319, dejando atrás a su compañero, el jardinero Michael Brantley (.311), y al inicialista de los Blue Jays, Vladimir Guerrero Jr. (.311), uno de los principales contendientes en la carrera por ganar el premio de MVP de la Liga Americana.


“Si hubiera habido una carrera mucho más cerrada, habría sido una decisión más difícil", dijo el manager de los Astros, Dusty Baker, sobre su decisión de darle descanso a Yuli Gurriel como titular en el juego de este domingo contra los A’s en Minute Maid Park.


¿Cómo pudo llegar ese gran turno al bate para Yuli Gurriel? Sí, predecirlo era totalmente imposible. A veces no podemos explicar cómo funciona la mística del béisbol, pero sabemos que los momentos improbables suelen conectarse a menudo. Y, de hecho, otra vez sucedió.


Al asumir el tercer turno tras un cambio defensivo promovido por el manager Dusty Baker para que el torpedero Carlos Correa recibiera una ovación del público al salir del campo, Yuli Gurriel tenía la oportunidad de batear en el final del noveno. Pero la forma en que se presentó cada secuencia de lanzamientos hasta ofrecerle la oportunidad de definir el marcador, se la debemos a los “Dioses del Béisbol”.




Cuando Yuli Gurriel sacudió el cambio de velocidad del diestro Lou Trivino, el hit decisivo dejó grabado un histórico capítulo en todos los tiempos: Se convirtió en sólo el segundo cubano campeón de bateo en las Mayores—y el único proveniente de las Series Nacionales—, desde que Tony Oliva lograra su tercera corona con los Mellizos en 1971.

A los 37 años, El Yuli trascendió como el segundo campeón de bateo de mayor edad desde el impactante .370 promediado por Barry Bonds (37 años) con los Gigantes en 2002. Al mismo tiempo, también se unió al estelar intermedista venezolano José Altuve, quien brillaba como el único jugador de los Astros en ganar un título de bateo, galardón que ha conseguido en tres ocasiones (2014, 2016 y 2017).


Después de caer a una pobre línea ofensiva de .232/.274/.384 en 57 juegos el año pasado, Yuli Gurriel confesó que “no había podido prepararse igual”, en gran medida debido al cambio de planificación generado en el béisbol por las amenazas de la COVID-19. También consideró que sería clave trabajar en su físico, sobre todo con más tiempo para diseñar su preparación.


Este domingo, viendo el resultado de tanto sacrificio y entrega casi un año después, los números de Yuli Gurriel podrían calificarse de espectaculares: Cerró esta tarde bateando .319/.383/.462, tras 605 viajes por el plato en 143 juegos con los Astros de Houston. Su último hit, que decretó el walk-off ante los A’s, fue el 169 del año, para implantar una nueva marca personal.


El OBP de .383 sobresale sin precedentes en su carrera, y representa el gran éxito de un enfoque renovado, cambiando disciplina por agresividad en el plato: En 237 comparecencias menos este año (605), Yuli ganó 10 bases por bolas más (59) que las 49 acumuladas en 842 PAs entre 2019-2020.


Pero sabemos que la sobrada grandeza de sus logros, casi 1,500 juegos después de llegar a las Grandes Ligas con 32 años, va más allá de los números: Sobresalen en cada historia de superación. En el legado y las expectativas que está dejando cada día Yulieski Gurriel Castillo a los 37 años, cuando el tiempo y la inquebrantable ley de la vida, indican que se está acercando el final de su brillantez.


El final de su carrera lo veremos, como ha sucedido con todos los grandes atletas en la historia del deporte, pero este no parece ser el punto de mira donde un declive se pueda percibir (o predecir) en el horizonte beisbolero del “Big Show” para el ‘10’ de los Astros.


Así que, seguidores y detractores, fanáticos o contendientes, sólo queda disfrutar desde su perspectiva favorita la carrera de uno de los peloteros más populares y talentosos en la historia del béisbol cubano.


¿No sé si lo sabías?... pero: No pudo Tony Oliva, con aquel swing relampagueante que exaltó la calidad de los peloteros cubanos en los años setenta… No pudieron las dinamitas que cargaba el ilustre Barry Bonds en sus muñecas, cuando tocaba el cielo del béisbol con cada flyball salvaje… No pudo la indetenible producción de piezas ofensivas de un artista del swing llamado José Altuve.


Ninguno de ellos, a quienes se unió en diferentes contextos este domingo Yuli Gurriel, pudo cerrar su temporada ganadora del título de bateo con un hit walk-off.


Entonces, ya sabes: Ha sido sólo Yuli Gurriel, y su sobrada grandeza, demostrando una vez más que nació para brillar en nuestro juego favorito, ¡el béisbol!


(Foto: Yuli Gurriel/Getty Images)

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