El Leadoff: Guibert vs. Yanqui — ¿Quién debería ser el MVP?
- Yirsandy Rodríguez Hernández
- hace 5 días
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¡Feliz semana! Bienvenido a El Leadoff, donde intentamos traer una nueva perspectiva en cada historia para analizar y debatir. Ya terminó el primer tercio de esta 64 Serie Nacional, así que es hora de analizar algunas carreras iniciales. Aquí vienen mis premios del primer tercio. ¿Coincidirán con los de usted?
En el béisbol, como en la vida, a veces nos encontramos con una encrucijada donde la razón y el instinto chocan, donde los números fríos y la narrativa visceral se enfrentan en un duelo por el alma de un premio.
El debate por el MVP del primer tercio de la 64 Serie Nacional es uno de esos momentos. Por un lado, está Yoelquis Guibert, el atleta que define el nivel plus de esta campaña y las Series Nacionales recientes, sin dudas el jugador más completo de la liga a día de hoy. Por el otro, su compañero Yoel Yanqui, el artesano del bate, el hombre que golpea la pelota y genera explosiones, haciendo que caiga en lugares donde los jardineros solo pueden soñar.
Dos hombres que están destrozando el pitcheo de la Serie Nacional. Dos bateadores zurdos de las Avispas de Santiago de Cuba. Estamos, amigos, ante la bendita tiranía de la elección.
Yoelquis Guibert no está teniendo una buena temporada: está protagonizando una obra de teatro sobre lo que es posible en un diamante de béisbol. Un OPS de 1.529 no es una estadística, es un alarido. Es la cifra que se obtiene cuando un jugador decide que cada vez que pisa la caja de bateo, el resultado será, como mínimo, un impacto de artillería pesada.
Su promedio de .371 es sublime, pero es solo la base de la pirámide. Es su OBP de .577 lo que redefine el terror para un lanzador. Casi seis de cada diez veces, Guibert no solo se embasa, sino que niega la propia existencia del pitcher, rechazando cualquier oferta que no sea perfecta (con un 34% de tasa de boletos). Y cuando decide conectar, la pelota no se golpea, se exilia. Un slugging de .952 y 10 jonrones en apenas 97 apariciones al plato es una tasa de producción que parece sacada de un videojuego con los ajustes de dificultad al mínimo.
Pero los números más aterradores de Guibert están en los momentos de clímax. Con corredores en bases, se transforma en un devorador de pitcheos: ¡1.152 slugging! Ningún bateador ha superado ese estratosférico promedio. Los únicos sobre 1.000 OPS en esa situación han sido Yoel Yanqui (1.077) y el matancero Yurisbel Gracial (1.000).
Guibert camina como nadie. Lidera en jonrones y carreras anotadas. Utiliza todo el campo si es posible. Es el bateador más exitoso elevando la pelota y, por si fuera poco, el octavo con la menor tasa de rodados (29%). Y apenas hemos hablado de lo que suele hacer contra los lanzadores zurdos: .357/.583/.857, con OPS+ de 183.
Es la definición de MVP: se hace más grande cuando la luz es más brillante y el equipo más lo necesita.
Yoel Yanqui, por su parte, ofrece un argumento igualmente hipnótico, pero de una manera distinta. Si Guibert es un huracán, Yanqui es la marea alta, constante, implacable, ahogando todo a su paso. Su promedio de .422 es una hazaña de pura consistencia. Es el bateador al que no puedes sacar, con una tasa de ponches de apenas 9.4%. Él pone la pelota en juego, y cuando lo hace, el peligro es latente. Su OPS de 1.426 y 9 jonrones son, por sí solos, números de MVP.

La comparación se vuelve un ejercicio de filosofía beisbolera. ¿Qué valoras más? La eficiencia devastadora y la dominación absoluta de Guibert, o la consistencia imparable y el control del juego de Yanqui? Guibert tiene ventajas claras en las bases por bolas (más paciente), en el poder puro (slugging más alto) y, crucialmente, en el desempeño contra lanzadores zurdos (OPS+ de 183.1 vs. 151.1 de Yanqui). También tiene más impacto en el corrido de bases y es un fildeador de élite, ventajas que lo hacen más completo y menos propenso a ser neutralizado.
Su WAR ofensivo de 4.3 frente al 3.6 de Yanqui, aunque en una pequeña muestra, refuerza que su impacto total, incluyendo su defensa y carrera de bases, ha sido ligeramente superior.
Mi favorito, como probablemente sea el tuyo, es Guibert. No solo por los números, sino por la historia. Guibert representa el potencial explosivo, el espectáculo que puede cambiar un partido con un solo swing, un fildeo salvador o deleitándonos al correr las bases.
En un primer tercio de temporada, esa capacidad de generar momentos de emoción tiene un peso intangible. Yanqui es sublime; su bate está hablando por sí solo, remolcando carreras en el momento clave. Pero Guibert representa una fuerza superior. En este duelo de titanes, el MVP, por la más mínima ventaja, debería ser Yoelquis Guibert. Porque cuando un jugador opera en un plano estadístico que parece de otro mundo, tienes que premiar esa rareza, esa magia pura.
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